- Me temo que no cabes debajo de mi árbol.
- ¡Encogeré!

Elliot le había regalado un telescopio por Navidad, así que la noche del 25 se pusieron a mirar las estrellas. Elliot ajustaba el telescopio y luego se hacía a un lado para dejar mirar a Annie.
- Esa es la estrella polar.
- La famosa estrella polar, al fin nos conocemos.- Elliot se rió.
- Eso es Orión.-dijo.- Orión y la diosa Aurora se enamoraron, pero Orión fue picado por un escorpión, murió y fue elevado al cielo.
- Oh.
- Y esa estrella de allí...
-¿Sí?
-Se llama Annie.- Annie levantó la cabeza sorprendida y Elliot sonrió.

¡Feliz Navidad a todos!

Stephen era él que sujetaba la cámara. No se le veía pero se oían claramente sus comentarios y sus risas. La protagonista era una Henriette manchada de pintura y embarazada de cinco meses.
- Es el conejito más feo que he visto en mi vida.- se oye que dice Stephen.
- No es verdad.- responde esa Henriette tres años más joven con el ceño fruncido.
- Le falta una oreja y tiene colmillos, nuestro hijo va a tener pesadillas. -Henriette se ríe con una mano en la barriga.- en serio, ponle ojos rojos y no podrá dormir.
- No… no es… verdad.- jadea Henri entre risas. La cámara se apoya en una cómoda recién instalada y aparece en escena Stephen. La rodea con los brazos y la besa.
- Anda trae, que eres un peligro con el pincel.
- Soy una pésima pintora.
- Sí, pero no te preocupes, te quiero igual.
La cámara se quedó sin batería por lo que la película acaba así. Pero fue una gran película, o eso piensa Henriette.

Así es el amor, te da un corazón de aviador y un miedo terrible a la alturas.

Podríamos aprovechar este instante. ¿Sabes todo lo que puede pasar en unos segundos? Bastaría con que sonrieses, con esa sonrisa tan increíble que tienes. Yo sentiría ese calor en el corazón que sueles provocarme. Entonces, uno de los dos, no importa cual, no podría seguir resistiendo el deseo de besar al otro. Y bastaría ese instante, unos segundos, para cambiarlo todo.

- Mira que eres normal, ¿por qué salgo contigo?
- Porque me quieres.
- Sí, bueno, ya se me pasará.

Los lunes por la mañana tomaba café, se sentaba en el borde de la silla y entre bostezos se iba comiendo la magdalenas, mientras, espiaba a su vecino de enfrente, al que a las 9 a.m. le sonaba el despertador.
Se ponía su vestido azul y sus medias blancas, y se paraba en la puerta hasta que su vecino, con una galleta en la boca, los cordones desatados y la camisa a medio abrochar, salía. Entonces, como todos los días, pasaba por su lado y le saludaba.
- Buenos días, vecino.
- Fbeymíthz.

Tú y yo estamos atrapados, nos resulta imposible escapar y nadie va a rescatarnos. ¿Y ahora qué?






200 seguidores más 3.
¡Muchas gracias!

Annie sabía que quería a Elliot, pero no estaba segura de que lo supiese él, así que, como no quería ser la primera en decir “te quiero”, le miraba fijamente en un sustituto de las palabras, momento en el que Elliot, confundido, se echaba a reír.

- Creo que si lo intentamos alcanzaremos lo inalcanzable y haremos posible lo imposible.
- Yo creo que no.

Estaba apuntando a aquel hombre con la pistola, y me sentía poderosa pero también sentía miedo, el de aquel hombre que lo irradiaba y el mío propio cuando me preguntaba ¿Qué vas a hacer?¿Qué vas a hacer? Insistía, ¿Qué vas hacer? Continuaba, y yo solo quería que me dejará en paz ¿Qué vas a hacer? Decía la voz, hazla callar, ¡Hazla callar!
Mi dedo apretó el gatillo, la pistola se disparó en mis manos, la bala salió, hizo un agujero en la frente de aquel tipo y apareció por el otro lado. Todo se llenó de sangre, la pared donde se clavó la bala, aquel hombre, el suelo, donde la sangre fluía hasta escapar por un desagüe. Mi camisa, mis vaqueros, mi cara, mis manos, manchadas de sangre.
¿Qué vas a hacer? No lo sé, ¡No lo sé!





Con un cierto atraso, Feliz Halloween ^^

- ¿Me quieres?
- Eres el mayor idiota del universo.
- Bueno, no es un no.

Los dos querían huir de la realidad y se usaban mutuamente como válvula de escape, huyendo de manera rápida y salvaje, hacia arriba, tan arriba que la realidad se difuminaba, se desvanecía, hasta que llegaba la hora de volver, y caían sin paracaídas, en un golpe brutal contra el suelo.

Premios

Gracias a:

Vanhea

Para:
Mi sonrisa gris
Serendipia
Reflexiones de una mente perturbada
El séptimo sueño
London calling, London tales.

- ¿Estoy guapa?

- No. Lo eres.

Premios

Gracias a Ojazos

Preguntas:

1. ¿Por qué te creaste el blog? Quería compartir aquello que no paraba de garabatear en todos los cuadernos.

2.¿Qué tipo de blogs sigues? De muchos tipos, los que me gustan.

3.¿Tienes alguna marca preferida de maquillaje? No.

4.¿Y de ropa? No.

5.¿Tu producto de maquillaje imprescindible? Creo que no me llevaría ninguno a una isla desierta.

6.¿Tu color favorito? El blanco.

7.¿Tu perfume? El olor a hierba mojada en verano.

8.¿La película que más te ha gustado? Me gustan muchas, los amantes del círculo polar, quiéreme si te atreves, un conejo sin orejas…

9.¿Qué países te gustaría conocer y por qué? ¡Todos! Quiero verlo todo. Porque es un impulso irresistible.

1O.Esta pregunta hazla tú para que la responda el siguiente:
No podría vivir… sin lápiz, goma y papel. Y sin libros.
¿Cuál es tu mayor sueño?

Le doy el premio a:

Absurdas historias.
Bajo el viejo roble.
Dame existencia a flor de piel.
Drops of Jupiter.
The red carpet of life.

Quieres a una persona hasta que te duele el corazón y desearías abrazarla hasta hacerle crujir los huesos, asegurarte de que no se va a ningún lado.
Pero no puedes.

Premios

Gracias a:
Kay
P.

Se lo entrego a:

El Drac
Desde aquella ciudad llamada París
Peligrosas discusiones de una mente mentirosa
El tarro de mermelada
Suaves palabras sin sentido
Calaveras en los bolsillos
Captura instantes
Burbujas de nieve
Una mente muy demente
Mi pequeño diario

- ¿Por qué se han girado esas mujeres a mirarme?¿Es que tengo algo?
- Sí, un buen culo.

Casi como si fuera verdad, casi, pero no.
Désirée se abraza las piernas y llora, sabía que si cerraba los ojos podía imaginarse que todo era una pesadilla, de la que se iba a despertar, y casi parecería verdad, casi, pero no.
Lucien le acaricia suavemente la espalda, podría decir que todo se arreglaría, pero es que no va a ser así.
Una enfermera entra por la puerta pero retrocede enseguida, hay momentos para las medicinas, y este no es uno de ellos, porque no hay cura para esta clase de dolor.

- Soy el amor de su vida.
- Ella no cree en el amor.
- Ya, pero en el fondo está deseando que venga alguien y la haga cambiar de opinión.

Tenía una tristeza suave en la mirada y luces como estrellas de todas las lágrimas que no lloraba. Era una tristeza resignada, ella se la busco y no se arrepiente, porque la tristeza no llegó hasta que se le acabó el amor.

Estaba allí, en la curva de su hombro cuando el tirante resbalaba por ella, en la curva de su cuello cuando alzaba la barbilla, en sus pestañas cuando cerraba los ojos, en su boca cuando tenía los labios entreabiertos.
Pero sobretodo estaba en su voz cuando gemía su nombre, se llamaba deseo, e hizo que él derrapase en sus curvas.

Premios

Gracias a Tiramisú de limón.

Entregarselo a 9 blogs:

1. Maullidos de Chicagato.
2. Dreams of an hurricane.

3. Vamos a empañar los espejos de la noche.
4. Sombras de Julio.
5. Sonrisas de elefante y lágrimas de cocodrilo.
6. Muérdeme el corazón.
7. Goodmorning little sunshine.

8. Soy ficción.

9. Lucy in the sky.

No solo te quiero por lo que eres, también por lo que fuiste y por lo que serás.

Nos buscábamos las cosquillas entre las sábanas, aunque tú asegurases no tener y yo estuviese segura de que no tenía. Investigábamos minuciosamente cada milímetro de piel, todo con tal de asegurarnos de que allí no había cosquillas, que divertida excusa.

Se ha instalado al final de su espalda, en el centro de la médula, ahí se ha encajonado entre vértebra y vértebra, es un mal presentimiento, de los peores que ha tenido, y esta crispando todo su sistema nervioso.
Necesita que la abraces, que aparezcas por detrás y la rodees con tus brazos, que le des un beso en la nuca y después digas, da igual si mientes, que todo irá bien.

Estoy de vuelta, y aparezco en escena con mi entrada número 100

Muchas gracias por seguir.

No quiero que llores cuando me vaya, quiero que sonrías y que ese hoyuelo que tienes en la mejilla derecha guarde mi último beso.







Me voy a la playa un par de semanas, os espero a mi vuelta.
Besos.

Al principio crees que aparecerá de un momento a otro, que atravesará la puerta en el próximo segundo, luego empiezas a pensar que será al minuto siguiente, a la hora siguiente, mañana, será mañana, sino aparece dirás que será al día siguiente, tus esperanzas irán menguando y el tiempo alargándose. Vendrá a la semana siguiente, a la otra, al mes que viene, al próximo año, hasta que te des cuenta de que no volverá nunca.

Aunque nunca hayas estado aquí la habitación está impregnada de ti,
de todas las veces que te recordé entre estas paredes.

La casa azul tiene un porche enorme, Viviana se queda mirando desde la valla porque no tiene el valor de acercarse hasta allí y buscar las huellas de los de la bicicleta voladora, le da miedo que la señora Agnes la pille; A sus 15 años Viviana sigue siendo muy callada, siempre había sido la más vergonzosa; era la más joven del grupo y siempre los perseguía a la carrera, gritando "Esperadme, esperadme", cosa que nunca hacían, eso no significaba que no la quisieran, solo que eran muy inquieto y tenían las piernas más largas. Viviana puede pasarse horas frente a la casa azul, a veces pasa una bicicleta y pega un respingo, “maldito Paul” murmura y llora suave, porque ya no le salen más lágrimas por esa pena tan vieja que siempre la acompaña.

- Si él me deja será el fin del mundo.
- Y cuando aparezca otro que va a ser, ¿el big bang?

Se le habían congelado los labios, en realidad todos los músculos, porque aunque estaba deseándolo con todas sus fuerzas, no era capaz de hacer funcionar los músculos que harían que de sus labios, saliesen las palabras para que él se quedase a pasar la noche y calentase sus sueños. Así que estaba allí parada esperando a que, contra toda probabilidad y conexión psíquica, él lo dijese por ella.

- Es más complicada de lo que pensaba.
- ¿El qué?
- La vida.

Ladies and gentlemens:

Me voy de viaje a Liverpool durante tres semanas.

No estoy segura de que tenga acceso a internet, si puedo me pasare por blogger pero sino que sepan que sigo viva pero incomunicada.

Besos.

- Casate conmigo.
- No.
- ¿Por qué no?
- Porque nos odiamos.
- Oh, sí, es cierto. Pero así no nos aburriríamos nunca.

Pi. Pi. Pi. Pi. Pi. Pi.
Bum, bum. Bum, bum.

Dos sonidos totalmente diferentes y los dos vitales para Désirée porque en el momento que se parasen,bueno, no quiere ni imaginar ese momento.
Una enfermera entra en la habitación, cambia el suero del gotero y comprueba los signos vitales de Lucien, lo que lleva haciendo sin descanso Désirée todos estos días.

Bum, bum. Bum, bum.
Pi. Pi. Pi. Pi. Pi. Pi.

No te pares, por favor.

- El amor es perfecto.
- Qué bonito, ¿y de verdad te lo crees?

El peso de su brazo sobre la cadera, su respiración cosquilleando en la nuca y su presencia a su espalda.
Annie tiene sueños muy reales, tan reales que casi parecen de verdad, y lo mismo sucede con las pesadillas. Se despierta llorando o gritando, y es incapaz de volverse a dormir. Aunque últimamente no tiene tantos problemas, porque en cuanto se despierta, una mano cálida y fuerte le acaricia la cintura, un beso es depositado en su nuca y una voz firme le dice: Estoy aquí. Entonces Annie recibe un abrazo muy fuerte que disipa cualquier miedo.

- Solo quiero algo de magia, ¿Es demasiado pedir?
- La magia no existe.
- Eso es un sí.

Amanda con su balanceo de caderas, su pintalabios rojo, su mirada felina, su manía de bajarse los pantalones en los ascensores, de subirse las faldas en los baños públicos, de besar a desconocidos, de llamarlos amor a todos porque nunca se molesta en recordar sus nombres.
Amanda, con su legión de amantes, solo ha sido tocada una vez en el corazón y ese simple contacto se lo rompió en mil pedazos.

- ¿Cuántas mujeres hay en el mundo?¿Cientos de millones?
- Miles de millones.
- Y tú tenías que enamorarte de la única que no puedes conseguir.
- Es el destino.
- ¡Es mala suerte!

- Nadie se divertía tanto como nosotros, ¿verdad, Henriette?
Nadie se reía tanto como tú y yo, ni se comprendía tan bien como lo hacíamos nosotros. Podríamos haber sido almas gemelas, pero a ninguno de los dos le gustaba el otro, es más tú acabaste casada con mi hermano; aun así todos pensaban que no podíamos ser solo amigos, y que yo debía de estar engañando a Celia, por muchas veces que les dijéramos que no había nada; a Celia nunca parecieron importarle esas dudas, ahora sabemos que era porque estaba enamorada de Jude; tú tenías razón, lo reconozco.
Nos lo pasábamos tan bien, ¿verdad, Henri?
Algunas veces te echo mucho de menos, eras mi mejor amiga, pero los dos tuvimos que seguir con nuestras vidas, y nos separamos. Primero Paul y después tú, a ti por lo menos puedo llamarte por teléfono, pero me gustaría que vinieras a visitarnos, poder ver a mi sobrino, y ya sabes que a Jane le encantas.
Éramos bastante felices, pero murió Stephen y resultó que yo te recuerdo demasiado a él. – Se oyen sollozos al otro lado de la línea.

- Lo siento mucho Lionel, ojala todo fuera como antes.

Puedo cometer errores si es eso lo que quiero hacer, puedo equivocarme de la manera más horrible y absoluta, puedo caer hasta el fondo, y no solo puedo hacerlo sino que además puedo repetirlo, puedo caer en el mismo error cuantas veces quiera; Pero lo verdaderamente importante no es si puedo, es si quiero. Ahora es el momento de elegir, y puedo equivocarme o no.

- Me rindo.
- No digas tonterías, para rendirte tendrías que haber empezado a luchar.

Aquí no hay color, esta todo pintado de blanco, hace frío y huele a medicamentos, también a miedo, a mi propio miedo entre otros, un olor que se ha pegado a mi ropa y a mi pelo, que no se va con agua ni jabón, ni aunque te arranques la piel a frotarte, me acompaña a todas partes, aunque vaya muy, muy lejos, y lo he intentado, pero no es una opción. A veces es incluso peor porque por debajo de todo esto huele a muerte, y nada de lo que le dan las enfermeras hace que Lucien vuelva a oler a sol.

Premios

Muchísimas gracias a P., que se merece muchos más premios.

Otorgar el premio a siete blogs:

Mentiras guardadas en el freezer listas para ser descongeladas en el microondas de Flu!

Drops of Jupiter de la niña de Caronte

Pink de Niicky Gray

Felicidad Concentrada de Berta Viteri Ramirez

El tarro de mermelada de Madison N. Cheshire

La mala del cuanto no es tan mala de la mala del cuento

Esperando dos pecas y un tiramisú de tiramisú de limón

Decir siete cosas que te gusten:

Los libros, los viernes, el chocolate, las sonrisas, las personas, la autenticidad, y tú.

- ¿Estas buscando trabajo?
- No,¿Por qué?
- Porque tengo el puesto vacante, y creo que eres realmente ideal para el hombre de mi vida.

Casualidad. El destino es una serie de casualidades, una detrás de otra, como fichas de dominó que van cayendo, y la caída de la última ficha tiene alguna gran consecuencia. Como cuando me olvidé el monedero y perdí el tren, en el mismo momento que tú leías el periódico en la cafetería; tuve que coger el siguiente tren, donde me quede dormida, mientras tú te tomabas un café; una señora me dio un codazo dos paradas después de donde debería haberme bajado, justo cuando tú pagabas la cuenta; salí del tren y aceleré calle abajo, tú paraste centímetros antes de la esquina donde deberíamos habernos chocado y conocido, y yo pasé de largo a toda velocidad. Debió de fallar alguna pieza.

- Pensaras que soy rara.
- No.
- ¿No soy rara?
- No, que no era eso en lo que estaba pensando.

Caes. Pensabas que habías tocado fondo, pero te equivocabas, solo estabas en el subsótano 1, ahora estas mucho más abajo y esto sí que es el fondo.

- Es increíble como algo puede desaparecer sin más.- dijo la chica del tren, el hombre frente a ella la miró sorprendido, ¿hablaría con él?- esta mañana me desperté y sencillamente ya no estaba.- la chica le miraba con los ojos bien abiertos y las manos extendidas con las palmas hacia arriba, definitivamente hablaba con él.

- ¿El qué?- preguntó.

- La esperanza.- murmuró ella.- ayer tenía un montón y esta mañana cuando abrí los ojos no me quedaba nada.- la chica del tren ahogó un sollozo y volvió a mirar por la ventana.

Así que tú eres la razón por la que dibuja corazoncitos en los márgenes de las hojas.

Son palabras fugadas, reinas del escapismo que huyen por la ventana. Mueve los labios para formarlas pero no aparecen, tienes una lengua mal domesticada que no hace lo que quieres, pero es porque tu cerebro hace interferencias. Piensas demasiado, te lo piensas demasiado, se va a ir y no te lee la mente, al final se irá sin saber que le quieres.

- ¿Crees que puedes ir por ahí diciéndole a la gente toda la verdad?
- Poder puedo, que no debería es otra cosa.

¡Gracias! ya son 100 seguidores ^^

Premios

1)Agradecera quien te lo dió:

muchas gracias a Flu! y a Vane_19_26

2)¿Por qué te gusta/n su/sus historia/s:

me gustan las cosas especiales, singulares, me gustan sin más.

3)¿Qué te llevó a escribir tu historia?: ordenar un poco mi cabeza.

4)Pasárselo a 4 blogs:
Freckles de Frankie Jane Parker.
Cuentos de mentira de Cuxiflú.
De amor y casualidad de Espérame en Siberia.
Dame existencia a flor de piel de Ensalada Rusa.

Annie le mira con sus ojos verdes, y sonríe, sin poder evitarlo.
Esta sentada en la encimera de la cocina, lleva puesta una sudadera de hombre que le llega por las rodillas, y le observa pelearse con su cocina para hacer crêpes, muy francés. Sonríe, otra vez, esta en un estado de euforia que no sabe si lo ha provocado Elliot o el buen sexo.
- Et voila!- dice Elliot, ofreciendo el desayuno.
- Magnifique.- responde aplaudiendo, y sonríe, otra vez, ¿por qué no?

Tu sonrisa fue una coma, el beso un punto, el te quiero un punto y aparte, el adiós un punto final.
Y sobre mi corazón hay escritos puntos suspensivos.

Escribo que te quiero pero no lo siento.

No te siento aquí adentro, me tumbo en mi cama y miro las sábanas vacías, durante horas, pero no puedo imaginarte entre ellas, lo intento, vislumbro tus brazos, tus manos, tu sonrisa, pero tu imagen y la de mi cama nunca se superponen, no consiguen convivir en mi cabeza, no encajan. Quiero quererte, quiero querer que encajes entre mis sábanas, pero no me sale, así que apago la luz de mi mesilla de noche, cierro lo ojos y no pienso en ti, debería, pero no lo hago, lo he intentado suficiente por hoy.

Quiero enamorarme de ti pero no me sale, aunque me esfuerce mucho, eso si que lo siento.

Alguna vez has querido que alguien entre en tu vida, es la persona perfecta, pero no puedes mentirte a ti mismo para hacerla encajar.

Tiene marcas en el corazón, marcas de otros amores, de otros besos y otras caricias, de otros te quiero, e incluso de algún arrogante para siempre. Tiene las cicatrices contadas, las conoce a todas por la fecha, y de vez en cuando le gusta sacarlas, acariciarlas, mimarlas y recordar con nostalgia como las consiguió.

Hoy le pica el corazón, creó que presiente una nueva marca.

- Te he echado de menos, pero solo un poco, que no se te suba a la cabeza.

- Yo te he echado mucho de menos, pero que no se te aceleré el corazón.

Los libros tienen algo que a S. le encanta, tienen magia.
Allí entre las letras, usando a las d de tobogán, lanzándose desde lo alto de las t, echando carreras con los puntos, durmiendo en las m.
S. sabe que se queda con un poquito de magia cuando lee, pero siempre procura dejar para los que vengan después.

Feliz Día del Libro.

Ella esta cansada de luchar, así que va a salir corriendo. Si Max fuese consciente de algo no la culparía, es una persona estupenda se merece ser feliz. Ella ha hecho las maletas y se ha parado delante del sofá, como lleva haciendo desde que Max no reacciona, pero esta es la última, nunca más.
- Me voy.- dice ella.- no voy a volver.
Espera. Nada, como todas las otras veces, absolutamente nada, a él no le importa nada. Sale dando un portazo, Max pestañea, ya es más de lo que ha hecho en mucho tiempo.

- ¿Qué pasa conmigo?
- Lo que pasa es que eres idiota, estas tan empeñado en buscar a la chica perfecta, que sigues buscando aunque ya la tengas.

Hay una línea entre la ficción y la realidad que para Paul estaba un poco borrosa.

La bicicleta había caído del cielo, y suerte que no había caído sobre ninguno de ellos. Paul se empeño en decir que era voladora, por mucho que Henri le dijese que seguramente cayó del camión ese que se había estrellado, Paul siguió diciendo que volaba y que algún día se lo demostraría. No Paul, las bicicletas no vuelan, murmuró Henriette a su oído unas veinte horas demasiado tarde para Paul.

- Te brillan los ojos.- él la mira tiernamente sonriendo.- es precioso.
- Son las lentillas.

¿Qué esperas conseguir?
Puedes seguir buscándola todo lo que quieras, pero no la vas a encontrar, no allí. No en esas faldas a cobro revertido, ni en esas falsas sonrisas; no en esos ojos cansados de mirar, ni el las luces epilépticas de los locales ahumados; no en el sexo rápido en baños públicos, ni en el olvido del alcoholismo. Ella esta escondida debajo de las sábanas porque tiene miedo de los monstruos como tú. Y no la vas a sacar de allí porque estas ocupado peleando contra la persona equivocada, contra ti mismo.

Cariño, eres como un accidente de trafico, no puedo dejar de mirarte.

¿Por qué no me llevas hasta el fin del mundo?
Cuando se te nublan los ojos y se te dibuja una media sonrisa sé que no estas aquí, que te has ido, llévame contigo. Solo tienes que cogerme de la mano, yo me dejo llevar, no tienes porque ir solo, llévame contigo.
Te lo susurro al oído cuando pones esa media sonrisa y ya no estas, para ver si me oyes, pero debes de viajar a la velocidad de la luz, porque no oyes como te digo que me lleves al fin del mundo, donde no te eche de menos nunca más.

A la del corazón invernal nunca le habían dicho que la querían, él tampoco se lo dice. A la del corazón invernal le duele el corazón de primavera, pero no quiere obligar a nadie a contestar un forzado: “yo también te quiero”

- Me haces daño.- dice ella.
- No te estoy tocando.- responde él.
- ¡Para!- grita.- duele mucho.
- De verdad que no estoy haciendo nada.
- Ese es el problema, ¿no te da vergüenza?¿a que esperas para besarme?

- Te he echado mucho de menos, Amanda.- gime él contra su cuello.
- Que equivocado estas, amor.- dice Amanda.- no puedes echar de menos algo que nunca has tenido.

S. quiere besos, los quiere en la frente, en los hombros, en los labios, quiere que hagas carreteras de besos, caminos, autopistas. Quiere besos de buenas noches y de buenos días, los quiere en la calle y en la cama, bajo la lluvia y bajo en sol, quiere que sepan a chocolate, a fresa y a caramelo.
S. quiere que la beses, adelante, ¿Qué esperas?¿Una invitación por escrito?