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lunes, 24 de mayo de 2010
Aquí no hay color, esta todo pintado de blanco, hace frío y huele a medicamentos, también a miedo, a mi propio miedo entre otros, un olor que se ha pegado a mi ropa y a mi pelo, que no se va con agua ni jabón, ni aunque te arranques la piel a frotarte, me acompaña a todas partes, aunque vaya muy, muy lejos, y lo he intentado, pero no es una opción. A veces es incluso peor porque por debajo de todo esto huele a muerte, y nada de lo que le dan las enfermeras hace que Lucien vuelva a oler a sol.
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Vaya...Es una grave enfermedad todo hay que decirlo :S
ResponderEliminarme gusta tus escritos :)
ResponderEliminarSaludos
mmmm sí...se podría decir que si es grave...nada que no tenga remedio....una enfermedad medio ombliguista....sólo contemplar una buena puesta de sol para sentir que no somos los únicos en el universo...el dolor de ombligo puede llegar a ser lo suficientemente fuerte como para que no te importe el canto de los pájaros......
ResponderEliminarme gusta mucho.
ResponderEliminarno es necesario deshacerse de ese olor. a veces se aprende a vivir con aquello que no deseamos.
ResponderEliminarQue lindos los textos que escribes.
ResponderEliminarBesos.
y ese olor se te acaba tatuando en el pecho.
ResponderEliminarni sentirlo ni tocarlo con la punta de los dedos. Pero aún así, es realidad infalibre,
ResponderEliminary tan triste
(:
Triste
ResponderEliminary real.
La ilusoria n.n
Estar en un hospital es una mierda.
ResponderEliminarTal vez sólo se trata de darse un buen baño y salir a la ciudad, a los parques, ¡a pasear...!
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