Se quedaba sentada mirando al cielo por la ventana, y soñaba, soñaba despierta con volar. Sentía sus alas a la espalda y cada una de sus plumas, podía verse planear y remontar con las corrientes de aire, sentía el viento y podía verse posada en alguno de los tejados esperando el próximo golpe de aire.
Pero al final, siempre la hacían aterrizar.
- ¿En que piensas?
- En sí la caída desde un séptimo dolerá mucho.- suele responder ella.