Es tan breve que el verdadero sentimiento se queda siempre a las puertas de la conciencia.

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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Me gusta el chico que se hace notar desde el otro lado de la habitación, habla pocas veces y con pocas palabras, pero siempre le oigo desde donde está. Yo que hablo mucho, me callo para escucharle. Sus palabras aunque ocupan menos que las mías son más pesadas, y mientras las mías escapan volando como pájaros asustados, las suyas se quedan a hacerme compañía y me dan la mano en mi camino de regreso.
Me gusta el chico que habla poco pero bien, espero que si en su vuelta a casa mira al cielo, vea mis palabras volando y él también se sienta acompañado.