Es tan breve que el verdadero sentimiento se queda siempre a las puertas de la conciencia.
Le gustaba exasperarle, por que entonces él miraba al cielo como si no tuviera remedio y necesitase ayuda para aguantarla, pero siempre con esa sonrisa, que para ella era la mejor del mundo.
Un precio digno de pagar...
ResponderEliminar(:
ResponderEliminarseguro que la sonrisa que ponía al exasperarse era preciosa.
¡Crêpes!
:) Creo que les pasa más a las mujeres que a los hombres, aunque algunos sólo decimos palabrotas, ¿será que son masoquistas?
ResponderEliminarun momento tan perfecto :D
ResponderEliminarme encanta!
ResponderEliminarY todo por una sonrisa :)
ResponderEliminarMe encanta tu blog!!
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