Tras una buena comida,
con dos o tres copas de vino,
dáis un paseo por la ciudad,
compráis helado de fresa,
os sentáis a la sombra de un árbol
en el banco de un parque,
en tu pecho hay una hoguera,
vuestras rodillas se tocan,
crees que eres feliz y no dices nada,
es el escenario de una comedia.
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