Entre las líneas, entre la tinta, entre la sangre, tú.
Y yo buscándome entre tus líneas, tu tinta, tu sangre.
Las cartas que escribes y no llegan, y las que llegan nunca lo hacen completas. Las mías nunca las envío, a las tres de la mañana te escribo, me escribo, la escondo en un cajón y no la envío. Pero tú me lees y yo te leo, y ojalá no me leyeses y ojalá yo a ti tampoco, porque en mis cartas grito y tu haces eco, y tu grito dice: "¿me ves?¿me escuchas?¿me amas?" pero no hay respuesta, solo gritos, solo tú y yo, desesperados, entre las líneas, entre la tinta, entre la sangre.
Pequeñas verdades que suelen decorar las noches de insomnio de tantas personitas.
ResponderEliminarMe ha encantado cómo has descrito esa sensación que querer y no ser capaz, de no ser lo suficiente valiente como para escribir y no borrar, no tirar.
Besitos.
Miss Carrousel.
Quién sabe si habla de esperanza o de renuncia.
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