Cuando la oscuridad acecha nuestra conciencia y un escalofrío recorre nuestra espalda, corremos como a escondernos bajo las sábanas como niños asustados, porque en el cálido hueco dentro de la cama la penumbra es más pequeña y más nuestra, el peligro tiene límites más cercanos y nos queda el consuelo de una seguridad delgada como una sábana.
Es cuando se aprende a dormir en posición fetal
ResponderEliminarFilosofías de alcoba
ResponderEliminarPero las sabanas no son escudos eficaces contra hombres del saco, asesinos en serie ni niñas del pozo. Quedan todos ustedes advertidos.
ResponderEliminarHola, muy lindo blog, te sigo.
ResponderEliminarEspero que te pases por el mio y que también me sigas. Un beso.
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