Hay una línea entre la ficción y la realidad que para Paul estaba un poco borrosa.
La bicicleta había caído del cielo, y suerte que no había caído sobre ninguno de ellos. Paul se empeño en decir que era voladora, por mucho que Henri le dijese que seguramente cayó del camión ese que se había estrellado, Paul siguió diciendo que volaba y que algún día se lo demostraría. No Paul, las bicicletas no vuelan, murmuró Henriette a su oído unas veinte horas demasiado tarde para Paul.
¡Cómo que no vuelan! Pregúntale a E.t.e a ver si vuelan o no.
ResponderEliminar(guiñodeastronauta)
¿Quien dijo que no volaban? Vaya con Henri, le tendremos que enseñar lo que las bicicletas pueden llegar a hacer!:)
ResponderEliminarRecuerdos!
Henri debería tener un poquito más de imaginación... O quizá Paul un poco menos.
ResponderEliminarSeguro que uno le puede dar al otro lo que le faltan. Incluso cuando es demasiado tarde :)
Desde Marte
Mirna
mmm... Henri, dejate llevar por Paul :)
ResponderEliminarBesos
el que vuela es Paul y no al bicicleta :) muás
ResponderEliminarDioses, es muy triste. Se me ha hecho un nudo marinero en el estómago.
ResponderEliminarUnos creen tanto y otros tan poco!
ResponderEliminarClaro que vuelan!
Un muas!
tragico, seguramente paul creyó en henri en el momento clave. porque yo puedo asegurar, que una bicicleta, puede llevarte a donde quieras, inclusive al cielo.
ResponderEliminarun saludo en la lejania.
Uuauuu a mi también me ha dolido fortísimo. Posteas a menudo y no puedo venir seguido, pero cuando vengo me engolosino con tu blog es uno de mis preferidos.
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