Cuando dicen que pareces más centrado y maduro,
quieres decir que has encontrado trabajo a tiempo completo,
que la alarma del reloj está siempre programada,
que has comprado una casa que no puedes pagar.
Te has ido callando poco a poco
y ya no se sienten intimidados por tus ideas extrañas.
Ahora eres algo ordinario y familiar,
has comenzado el cotidiano proceso del silencio,
un corazón que es apenas un susurro como el de los demás.
Es el costo de la vejez
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