Ser acariciada reverentemente,
manos tamblorosos y ligeras
que temen desaparezcas bajo su roce,
o ser agarrada con fuerza,
dedos que dejan marcas sobre la piel
y no quieren que me escape.
Esas son las únicas opciones,
todo el rango intermedio
carece de sentimiento,
como sujetar un vaso
o un cepillo de dientes:
puro utilitarismo.
Yo quiero pasión.
Dependiendo de la persona, varía el concepto de la pasión. Puede ser el ansia de oler con frenesí cada paraje del ser, delectar fluidos; morder sandías y cerezas; gajos de uvas y dulces pepinos; dibujar a besos mansos o hambrientos relieves y dunas de ambrosía. Hasta que la belleza y el amor, no sean más que piel turgente, sangre febril que corre urgente hacia la muerte, por un nuevo renacer.
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