Se quedaba sentada mirando al cielo por la ventana, y soñaba, soñaba despierta con volar. Sentía sus alas a la espalda y cada una de sus plumas, podía verse planear y remontar con las corrientes de aire, sentía el viento y podía verse posada en alguno de los tejados esperando el próximo golpe de aire.
Pero al final, siempre la hacían aterrizar.
- ¿En que piensas?
- En sí la caída desde un séptimo dolerá mucho.- suele responder ella.
Con la imaginación también se puede volar, no es necesario caer al vacío.
ResponderEliminarHermoso.
Besos.
Lo que dolerá será comprobar la imposibilidad de cumplir su deseo. Muás
ResponderEliminarNo, qué va, no duele en absoluto.
ResponderEliminarSólo necesita desplegar sus alas y agitarlas.
No duele, siempre que haya alguien abajo dispuesto a cazarte al vuelo.
ResponderEliminarun beso.
Volar es como la imaginación, y el suelo es la realidad. Yo le diría que se quedara con el viento en la cara desde ese séptimo piso que la vida en nuestra imaginación pinta las nubesde colores cálidos (:
ResponderEliminarQue siga soñando, puede que algun dia su sueño se cumpla y volara desde el septimo piso hasta el suelo sin dolor.
ResponderEliminar:)
A lo mejor puede volver a ubicar las piezas en su lugar tras la caída.
ResponderEliminarYo creo que antes hay que coger práctica y seguro que así no le dolerá.
ResponderEliminarque lindo lo escrito:) besito
ResponderEliminarPues que no permita que nadie la haga aterrizar, que siga batiendo las alas.
ResponderEliminar¡Mua!
Bah!!!¡Para qué me preguntas!? ¡ya me hiciste aterrizar...!!!
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