Es tan breve que el verdadero sentimiento se queda siempre a las puertas de la conciencia.

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domingo, 16 de diciembre de 2012

Ayer estaba en el metro y te vi, llevabas tu bufanda de rayas rojas y sonreías a tus propios pensamientos.
Tú no me viste, tal vez porque había mucha gente y yo solo soy una más entre la multitud.
Luego entraste en el tren cuando ya se cerraban las puertas y yo me quedé en el andén, me habías vuelto a dejar atrás.
No me digas nunca a donde ibas, me temo que yo también quería ir allí, contigo.